Las agujas de punto rectas de madera (incluyendo bambú o maderas nobles) ofrecen un mayor nivel de fricción al contacto con el hilo. Esto significa que los puntos se deslizan más lentamente, lo que aporta control extra, especialmente útil cuando se trabaja con hilos muy suaves como algodón, merino o alpaca. También tienen una textura más cálida y silenciosa, y son ideales para quienes prefieren una experiencia de tejido más pausada y táctil.
Por su parte, las agujas de metal, especialmente las de aluminio o acero niquelado, permiten que los puntos se deslicen con más fluidez. Son perfectas para tejedoras rápidas, para quienes hacen patrones complejos o para hilos que tienden a engancharse. Sin embargo, pueden resultar más resbaladizas y frías al tacto, lo que no gusta a todo el mundo.
La elección dependerá del tipo de hilo, el patrón, la técnica de tejido y el estilo personal. No existe un tipo mejor, sino el más adecuado para cada proyecto.