Cuando tejes fuera de casa, una bolsa con salida de lana evita que el ovillo ruede y se ensucie. El hilo sale por un ojal o arandela y gira libremente dentro, de modo que mantienes la tensión y el flujo constantes incluso en transporte público o en una cafetería. En una bolsa para tejer la salida minimiza tirones, reduce nudos y permite apoyar la labor en el regazo o sobre la mesa sin que el hilo se escape o se enganche en cremalleras o asas.
Si trabajas rayas o jacquard, valora modelos con dos ojales para separar colores y controlar mejor cada hebra. Combinado con separadores internos, tendrás una bolsa para ovillos que asigna a cada color su espacio y evita cruces indeseados. Para transportar labores a diario, revisa que el acabado del ojal sea suave y que el interior sea liso; así evitas pelusas y roces que marquen la fibra cuando estás cambiando de color con frecuencia o alternando grosores.